El Monofisismo y sus Características
El monofisismo, una doctrina religiosa que rechaza la doble naturaleza de Jesucristo, ha desencadenado disputas teológicas y políticas desde su surgimiento en el siglo IV en Oriente. En este resumen, exploraremos los orígenes del monofisismo, sus implicaciones teológicas, y cómo ha perdurado a lo largo de la historia.

Origen del Monofisismo en el Siglo IV
El monofisismo, doctrina que niega la coexistencia de la naturaleza divina y humana en Jesucristo, tuvo su génesis en el Segundo Concilio Ecuménico celebrado en 381 en Constantinopla. Este concilio, aceptado por varias ramas cristianas, afirmó la igualdad esencial del Padre y el Hijo, condenando así el arrianismo, que subordinaba a Jesucristo al Padre.
Eutiques y la Controversia Teológica
Eutiques, un monje de Constantinopla, emergió como figura central en la promoción del monofisismo. En oposición a Nestorio, quien abogaba por la doble naturaleza de Jesucristo, Eutiques afirmó que la naturaleza humana de Cristo fue absorbida por la divina después de la encarnación, resultando en una única naturaleza. La disputa entre Eutiques y Nestorio se intensificó tras el concilio de 431, culminando en un tercer concilio en 451 que condenó la doctrina de Eutiques.
El Cisma y la Persistencia del Monofisismo
La condena del monofisismo en el concilio de 451 llevó a un cisma en la Iglesia, dando origen a varias corrientes religiosas que perduran hasta hoy. La Iglesia copta, la Iglesia apostólica armenia y la Iglesia ortodoxa india son ejemplos de comunidades que siguen la doctrina monofisista. Sin embargo, el catolicismo considera el monofisismo como una herejía.
Implicaciones Políticas y Religiosas
La controversia del monofisismo no se limita al ámbito teológico; también ha influido en la política, especialmente en los Patriarcados de Constantinopla y Alejandría. Cirilo de Alejandría, defensor de la postura monofisista, tuvo un papel clave en esta disputa, llevando al papa Celestino I a convocar un sínodo en Roma en 430 para condenar las ideas de Nestorio y respaldar las de Cirilo.
El Tercer Concilio Ecuménico y la Condena de Nestorio
Nestorio logró convencer al emperador Teodosio II de convocar el Tercer Concilio Ecuménico en Éfeso para resolver la disputa entre los seguidores de Nestorio y los partidarios de Cirilo. Sin embargo, la ausencia de Nestorio permitió a Cirilo aprobar un decreto condenatorio, profundizando las divisiones y contribuyendo al cisma.
En resumen, el monofisismo, nacido en el contexto del Segundo Concilio Ecuménico, ha dejado una marca duradera en la historia religiosa y política. A pesar de las condenas y disputas, las comunidades monofisitas persisten, destacando la complejidad y la persistencia de las divergencias teológicas en la tradición cristiana.