¿Dónde menciona el Antiguo Testamento a Cristo?
El Antiguo Testamento está lleno de profecías que apuntan directamente a la venida de Jesucristo. A lo largo de sus páginas, se encuentran menciones de su nacimiento, su ministerio, su muerte y su resurrección, lo que confirma que la figura de Cristo fue anunciada mucho antes de su aparición en la historia. En este artículo, analizaremos algunas de las profecías más importantes del Antiguo Testamento que señalan a Jesús como el Mesías.
El nacimiento de Jesús

Isaías 7:14: «He aquí que la virgen concebirá»
Uno de los pasajes más citados sobre el nacimiento de Jesús es Isaías 7:14, donde se profetiza: «Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel». Esta profecía se refiere a una concepción milagrosa, y el nombre Emanuel, que significa «Dios con nosotros», es claramente un título que señala a la deidad de Cristo.
Otro pasaje clave es Miqueas 5:2, que especifica el lugar del nacimiento del Mesías: «Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad». Esta profecía fue cumplida en Jesús, quien nació en Belén, según los Evangelios.
La vida y el ministerio de Jesús
Isaías 9:6: «Un niño nos es nacido»
En Isaías 9:6, se predice la naturaleza divina y el papel de Jesús como Mesías: «Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz». Este pasaje muestra que Jesús no solo sería un líder terrenal, sino un ser divino que traería paz y gobernaría sobre el mundo.
También en Zacarías 9:9, se profetiza la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén: «Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén, he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna».
El sufrimiento y muerte de Jesús
Isaías 53: «Herido fue por nuestras rebeliones»
Uno de los capítulos más poderosos del Antiguo Testamento que describe el sufrimiento del Mesías es Isaías 53. Este pasaje, a menudo llamado el «Cántico del Siervo Sufriente», detalla la pasión de Cristo con gran precisión. En Isaías 53:3-5, se dice: «Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto... Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados». Este texto señala claramente el sacrificio expiatorio de Jesús en la cruz.
Asimismo, el Salmo 22 describe la crucifixión con detalles sorprendentes. En Salmo 22:16-18, se dice: «Horadaron mis manos y mis pies... Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes». Estos detalles fueron cumplidos en la crucifixión de Jesús, como se narra en los Evangelios, donde los soldados romanos echaron suertes sobre sus vestiduras.
La resurrección de Jesús
Salmo 16:10: «No dejarás mi alma en el Seol»
La resurrección de Jesús también está anticipada en el Antiguo Testamento. Salmo 16:10 dice: «Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción». Este pasaje, citado en Hechos 2:31, se interpreta como una profecía de la resurrección de Cristo, señalando que, aunque moriría, su cuerpo no permanecería en la tumba ni se descompondría.
Otra profecía relevante
- Zacarías 12:10: «Y mirarán a mí, a quien traspasaron». Este versículo profetiza la crucifixión de Jesús, y es citado en Juan 19:37 y Apocalipsis 1:7 como un cumplimiento literal del traspaso de su costado en la cruz.
Conclusión: El Antiguo Testamento señala a Jesús
El Antiguo Testamento está lleno de referencias y profecías que apuntan a Jesucristo como el Mesías prometido. Desde su nacimiento en Belén hasta su muerte y resurrección, la vida de Jesús fue anticipada siglos antes de que ocurriera. Estas profecías no solo confirman la veracidad del mensaje cristiano, sino que revelan el plan divino de redención a través del Mesías.