¿Es bíblica la deidad de Cristo?
La deidad de Jesucristo es un fundamento esencial para el cristianismo. Desde los primeros días de la iglesia, los cristianos han creído que Jesús no solo fue un gran maestro o profeta, sino que es Dios mismo encarnado. A lo largo de las Escrituras, hay numerosas afirmaciones que respaldan esta creencia. En este artículo, analizaremos la evidencia bíblica que sostiene la divinidad de Cristo.
Jesús afirmó ser Dios

Juan 10:30: «Yo y el Padre uno somos»
Una de las declaraciones más claras que Jesús hizo acerca de su divinidad está en Juan 10:30, donde afirmó: «Yo y el Padre uno somos». Esta afirmación provocó que los líderes religiosos de la época quisieran apedrearlo, ya que entendieron que Jesús estaba reclamando igualdad con Dios.
Otra declaración significativa se encuentra en Juan 8:58, donde Jesús dijo: «Antes que Abraham fuese, yo soy». Al usar la expresión «yo soy», Jesús se estaba identificando con el nombre de Dios revelado a Moisés en el Antiguo Testamento (Éxodo 3:14). Esta afirmación fue interpretada por los judíos como una blasfemia, ya que Jesús estaba afirmando ser eterno, una característica única de Dios.
Los discípulos reconocieron la deidad de Cristo
Juan 20:28: «Señor mío, y Dios mío»
Después de la resurrección de Jesús, el discípulo Tomás exclamó: «Señor mío, y Dios mío» (Juan 20:28), reconociendo la divinidad de Jesús. Jesús no corrigió a Tomás por esta afirmación, lo que demuestra que aceptó ser llamado Dios.
Pablo, en sus cartas, también reconoce a Jesús como Dios. En Tito 2:13, se refiere a Jesús como «nuestro gran Dios y Salvador», y en Filipenses 2:6-7, afirma que Jesús, «siendo en forma de Dios», se humilló al tomar la naturaleza humana.
Jesús recibe títulos divinos
Isaías 9:6: «Dios fuerte, Padre eterno»
Los títulos atribuidos a Jesús también confirman su deidad. En Isaías 9:6, se profetiza que el Mesías sería llamado «Dios fuerte» y «Padre eterno». Estos títulos, que solo pueden aplicarse a Dios, se usan para describir a Jesús.
Además, el nombre «Emanuel», que significa «Dios con nosotros», se usa en Mateo 1:23 para describir el nacimiento de Jesús. Este nombre confirma que Jesús es Dios encarnado, viviendo entre los seres humanos.
Jesús realiza acciones que solo Dios puede hacer
Perdón de pecados y creación del Universo
A lo largo de los Evangelios, podemos apreciar que Jesús realizó acciones que, según las Escrituras, solo Dios puede hacer. Uno de estos actos fue el perdón de pecados. En Marcos 2:5-7, Jesús perdona los pecados de un paralítico, lo que provoca la indignación de los líderes religiosos, quienes declaran: «¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?». Al perdonar pecados, Jesús estaba actuando con la autoridad divina.
Otro aspecto es que Jesús es descrito como el Creador y sustentador del Universo. En Juan 1:3 y Colosenses 1:16-17, se dice que todas las cosas fueron creadas por Él y que Él sostiene todo. Esto coincide con la declaración en Isaías 44:24, donde Dios afirma que Él creó todo solo, lo que refuerza la idea de que Jesús es plenamente Dios.
Los milagros de Jesús y la resurrección
Milagros como prueba de su divinidad
Jesús realizó muchos milagros que demostraban su poder divino, como convertir el agua en vino (Juan 2:7), caminar sobre el agua (Mateo 14:25), y resucitar a los muertos (Juan 11:43-44). Sin embargo, el milagro más significativo fue su propia resurrección. Romanos 1:4 declara que Jesús fue «declarado Hijo de Dios con poder... por la resurrección de entre los muertos». La resurrección es la confirmación última de su deidad y la base de la fe cristiana.
Conclusión: La deidad de Cristo es bíblica
La evidencia bíblica respalda firmemente la deidad de Cristo. Tanto las declaraciones de Jesús como las afirmaciones de sus discípulos, los títulos que se le atribuyen, sus milagros, y la resurrección, confirman que Jesús no fue solo un hombre, sino Dios encarnado. Sí, la divinidad de Cristo es completamente bíblica y esencial para el mensaje del Evangelio.